¿Directivos del siglo XX o del siglo XXI?
Javier Zabala Luminis Consejeros
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Javier Zabala
Empresas grandes y chicas están pensando cómo paliar el inminente doble efecto del aumento de cotización previsional obligatoria en 4% y la rebaja de horas legales a trabajar en casi 12%. Usted, como directivo responsable de una de estas, ¿tendrá propensión a tomar medidas más “tipo Siglo XX” o “tipo “Siglo XXI”?
Las primeras probablemente siguen el de defender la utilidad para los accionistas antes que los intereses de otros stakeholders, y pueden incluir intentar traspasar el efecto a precio al cliente, o que los trabajadores financien su 4% y paguen el costo de las menores horas trabajadas—con la consiguiente reducción en ingreso líquido. No es necesario ser muy visionario para vislumbrar que medidas como estas no generarían mucha paz laboral, ni social, ni reputación de mercado.
Un directivo más moderno, más tipo “finales del Siglo XX”, en vez, intentará aumentar la productividad invirtiendo en automatización, así bajando puestos de trabajo y gasto en sueldos. La revolución 4.0, las bajas tasas de crédito imperantes, y una probable ventana de depreciación instantánea en discusión, harían esta medida más que sensata, pero probablemente no generaría mayor reputación con sus stakeholders.
En contraste, el directivo más marcadamente contemporáneo cambiará el foco, desde uno tradicional e inestable—poner solo al accionista al centro de sus preocupaciones—a uno más visionario y sustentable—que es poner al centro al cliente y cómo empleados, proveedores y accionistas existen para satisfacerlo. De esa forma, además de hacerse cargo del shock externo de estas nuevas regulaciones, apuntará a aumentar el valor y la reputación de su empresa.
Puntualmente, en cuanto a lo que puede esperar que le pidan sus colaboradores. Si el trabajo de su organización es relativamente “siglo XX”—estructurado y repetitivo—está estudiado y probado que para ser más productivos los trabajadores le pedirán a cambio más incentivos extrínsecos en la forma de más compensación (que con suerte será variable). Pero si la organización que ha moldeado es relativamente más “siglo XXI”—creativa, desestructurada y participativa—para desempeñarse con más productividad y satisfacción de clientes sus colaboradores le pedirán más factores que los motiven intrínsecamente. Tres de estos que se han estudiado son sentir que se cuenta con autonomía para hacer el trabajo; sentir que se aprende algo relevante y valioso profesionalmente; y sentir que lo que se hace tiene propósito y trascendencia.
Por último, si aún duda si tomar medidas más de un tipo o de otro, puede notar que en 1997 (en el Siglo XX) el Business Roundtable, la agrupación de los 200 CEO’s más influyentes de EEUU, declaraba que la obligación de los directores y los gerentes de una empresa era defender los intereses de sus accionistas. Pero que la semana pasada (ya en el Siglo XXI), cambiaron dicha declaración a que el propósito de la corporación era “agregar valor a todos sus stakeholders, para un éxito futuro de sus empresas, sus comunidades y su país”. Sin duda un nuevo marco con el que mirar lo que sea que nos depare la contingencia de corto plazo.